jueves, 31 de diciembre de 2009

Doce fotos

Hoy, día de San Silvestre, queremos compartir con todos nuestros lectores este collage protagonizado por Noa, por Elmo y por mí. Y con estas doce fotos, una por cada una de las campanadas que marcarán esta noche la frontera entre el 2009 y el 2010, nos despedimos, por lo menos, hasta el año que viene.

¡Feliz Nochevieja!

sábado, 26 de diciembre de 2009

Tres regalos para tres gatos

Ayer, día de Navidad, este trío felino vivió una experiencia algo acalorada (yo diría que incluso febril) Al parecer, a pesar de mi atenta vigilancia, Papá Noel había logrado colarse en casa durante la noche. Debo confesar que no me entusiasman para nada las andanzas de este tipillo vestido de rojo pues mis inclinaciones navideñas tienden a ser más bien monárquicas. Pero, a pesar de mis recelos y de que espero con mayor ilusión la noche de Reyes, no consigo librarme de la visita anual de este corpulento individuo de mejillas sonrosadas cada víspera de 25 de diciembre.

El caso es que, con la luz de la mañana y junto a los calcetines del salón, encontramos algunos regalos claramente papanoelianos, de entre los que destacaban tres paquetes destinados, según se leía en las etiquetas, "A los tres gatos de la casa". Hasta aquí todo parecía ir bastante bien pero mi intuición felina me hizo presentir que el dichoso Santa nos la había jugado este año de alguna manera. Y razón no me faltaba, porque debajo de un papel crujiente y de unos lazos brillantes descubrimos unos sobres de comida húmeda, un simpático ratón naranja y, ¡oh, ladino gordinflón de rojo!, un espeluznante termómetro digital. Ante tal instrumento de medición Noa, Elmo y yo no pudimos más que mirarnos con cara de susto. La matemática elemental (tres regalos para tres gatos) y la falta de destinatario establecido para cada presente marcaron el inicio de un improvisado reparto que permitiera alejar el incómodo termómetro de nuestras respectivas anatomías felinas (porque supongo que ya sabéis, queridos lectores, dónde se le toma la temperatura a un gato, ejem, ejem...) Al grito de "¡Sálvese quien pueda!" y sin pensárselo dos veces, Elmo hizo suya la comida húmeda, mientras que Noa, rauda, veloz y entonando la cantinela de "Las damas primero", cazó el ratón anaranjado que, aparentemente consciente de lo que esto significaba, me miraba pícara pero compasivamente mientras yacía acurrucado entre sus zarpas blancas. Si los gatos pudiéramos llorar, os aseguro que un par de lagrimones habrían comenzado a correr por mis mullidas mejillas. ¡Cualquier cosa antes que recibir un termómetro en Navidad!

Menos mal que mi susto duró poco pues el disgusto para mis insolidarios compañeros gatunos y el alivio para mí llegaron cuando nuestra humana nos aclaró que la ambigüedad en el etiquetado de los presentes quería significar que TODO era para los tres. Esto significa que yo también probaré la comida húmeda y jugaré con el ratón y que ellos padecerán el termómetro en el caso de que sea necesario. ¡Cosas que pasan! De todas maneras, aunque el mal de muchos sea un consuelo para tontos (pero consuelo al fin y al cabo), os aseguro que esta jugarreta se la guardaré hasta el año que viene al gordinflón: ya trataré yo de pillarle para que me explique a cuento de qué se le ha ocurrido regalarnos en esta ocasión tamaño instrumento de tortura. Pero esta ya será otra historia...

NOTA: La silueta de Papá Noel que ilustra esta entrada corresponde a una pintada que, al menos hace un año, estaba situada en la calle Platería de Murcia. A mis humanos les hizo gracia, sobre todo por la advertencia que la acompañaba (Manténgase alejado del alcance de los niños) y no pudieron resistirse a fotografiarla.

jueves, 24 de diciembre de 2009

La primera Navidad de Elmo


Con esta estampa ideal de Elmo junto al árbol los miembros felinos y humanos de La Gatera de Rumbo queremos desearos una Nochebuena mágica y una muy feliz Navidad.

¡Ho, ho, ho!

Por cierto, la estampa es ideal porque, como veis, el árbol sigue en pie...

martes, 22 de diciembre de 2009

Media hora...


Pues sí, media hora. Ese es el tiempo que duró nuestro árbol de Navidad en pie. Y es que el pasado domingo mis humanos se decidieron a colocar en casa los adornos navideños a pesar de Elmo. A las 15:00, satisfechos por su trabajo, terminaron de montarlo todo y a las 15:30, al grito de "Árbol va" escucharon un estruendo tintineante que venía del salón. Raudos y veloces acudieron al lugar para descubrir que nuestro abeto navideño yacía tumbado cuan largo es en el suelo. La estela de pelos naranja que flotaba en el ambiente, fruto de una rápida huida, no dejaba lugar a dudas: el culpable de aquel desaguisado había sido Elmo.

Desde este incidente, los ataques de nuestro pirata naranja al indefenso arbolito han sido constantes, aunque de consecuencias menos graves tras la colocación de un saco de arena en su base. Que conste que los adornos no se salvan de este pequeño, obsesionado especialmente por un ratón de peluche con gorro de Papá Nöel y por una gran bola de fieltro. ¡Veremos si llegan todos sanos y salvos hasta el día de Reyes!

El caso es que habíamos reservado nuestro voto en la encuesta de este mes hasta comprobar la reacción de Elmito ante la decoración navideña y ahora tenemos nuestra respuesta clara. Y vosotros, queridos lectores, ¿habéis votado ya? Si no es así, aún estáis a tiempo. Recordad que el cuestionario está en la columna de la derecha.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¡La dermoterapia engorda!

Hace tiempo que no comento nada acerca de mi peso y huelga decir que el motivo es más que obvio... Sí, queridos lectores: en estos meses ¡he vuelto a engordar! Como no he tenido tiempo de ir a pesarme a la clínica veterinaria, mi humana ha estado tomando cuenta de mi acopio progresivo de gramos gracias a la báscula de nuestro baño (al final ha resultado que el enemigo estaba en casa...) y parece que mi peso ronda de nuevo los 6 kilos y medio. Así, reflexionando, reflexionando, sólo se me ocurre un motivo lógico: ¡la dermoterapia engorda!

Dicho esto, quizá os preguntéis qué es eso de la dermoterapia. Resulta que mi piel es muy delicada y en cada época de muda se me reseca y descama. Para evitarlo, he estado tomando durante meses unos ácidos grasos y en las últimas semanas he empezado un tratamiento de dermoterapia. Se trata de unas pipetas de aceite con esencias de lavanda, romero y no sé qué más que se aplican en el cuello una vez a la semana. El resultado es un olorcillo campestre que atrae a los humanos y al raro de Elmo, una piel bien hidratada, un pelo suave y brillante y, tal y como os he dicho, un cuarto de kilo de peso extra. Porque si no, ¿de dónde han salido esos 250 gramos de más?

Por más que me devano los sesos mientras saboreo unas cuantas croquetitas de pienso o reposo cómodamente en el chaiselongué del salón, no encuentro otra explicación que justifique mi tendencia a la línea curva... Mmmmm... A ver... Pienso... Falta de ejercicio... ¡Paparruchas! ¡Seguro que es culpa de la dermoterapia!

NOTA: A modo de consejo os comentaremos que la manera más sencilla de pesar a un gato en casa es que uno de sus humanos lo coja en brazos, se suba a la báscula y anote el peso resultante. Después, ese mismo humano debe pesarse sólo y anotar su peso. Y, de esta manera, realizando una simple resta, conseguiremos calcular el peso del gato.

jueves, 17 de diciembre de 2009

La cesta

Hace unos días, nuestros humanos trajeron a casa una cesta muy, pero que muy rara... Gatos curiosos como somos, Elmo, Noa y yo nos propusimos enseguida descubrir para qué servía o había servido tan extraño contenedor. Y de esta manera, transformados en un trío de auténticos Sherlock Holmes, iniciamos nuestra detectivesca aventura.

El primero en acercarse a indagar fue el pequeño Elmo, algo intrépido aún a causa de su corta edad. El caso es que, después de mirar y remirar la cesta por fuera, determinó que el material del que estaba hecha era el esparto. "¡Qué curioso!", pensamos. "Parece que es una cesta de esparto".

El siguiente en intervenir fui yo que, con más maña que fuerza, me afané en retirar la tapa para comprobar desconcertado que la cesta no guardaba ningún objeto en su interior... "¡Qué raro!", pensamos. "Por lo visto se trata de una cesta de esparto y vacía".


En este punto, Noíta, ni corta ni perezosa, se metió dentro para olisquear concienzudamente hasta llegar a la conclusión de que la cesta había portado no hace mucho algún tipo de alimento humano. "¡Qué misterioso!", pensamos. "Es una cesta de esparto vacía que contuvo alimentos humanos".

A pesar de nuestras pesquisas, nunca sabremos con certeza lo que esta cesta pudo ser (yo escuché que nuestros humanos la llamaban algo así como cesta de Navidad, pero vete tú a saber...) De lo que sí estamos seguros es de lo que será a partir de ahora. ¡Elemental, queridos lectores! La convertiremos en una cesta 100% gatuna con la que jugar, en la que dormir y a la que arañar. Y, felices como estamos con nuestra recién gatunizada cesta, queremos dedicar esta entrada a todas las cajas, bolsas y otros embalajes que harán las delicias de miles de gatos durante estos días de celebración y fiesta. Porque, aunque para muchas cosas lo importante está en el interior, en cuestión de regalos y paquetes para un gato siempre, pero siempre, primará el envoltorio exterior (Ejem, ejem...)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Perezo, a pata suelta

Si hay una habilidad felina admirada hasta la saciedad por muchos humanos es nuestra capacidad para dormir gran parte del día. Entre 12 y 16 horas se pasa durmiendo de media un gato adulto cada jornada (Si es que ya digo yo que ser gato es extremadamente duro... Ejem, ejem...) Llama sobre todo la atención de aquellos que nos observan las posturas que adoptamos para descansar por ser aparentemente de lo menos cómodas: enroscados, panza arriba o estirados hasta más no poder, nuestra forma despreocupada de dormir provoca la sonrisa (e incluso cierta envidia) entre aquellos humanos que tienen la posibilidad de contemplarnos.

Lo cierto es que si a alguien se le puede aplicar con pleno acierto el dicho de "Dormir a pierna (o pata) suelta" seguro que es a un gato. Y si no os lo creéis, fijaos en la foto que nos han enviado. En ella podréis disfrutar de los dulces sueños de Perezo, un lindo gatazo naranja que, haciendo honor a su nombre, optó por el suelo como colchón y por su cesta de mimbre como improvisada almohada, adoptando durante su reposo esta postura tan peculiar. Lo que él no sabía mientras disfrutaba de su momento de relax es que iba a ser pillado in fraganti por sus humanos, metamorfoseados en indiscretos paparazzi gracias a la existencia de los móviles con cámara... Aunque, eso sí, estamos convencidos de que ni esta foto ni ninguna otra va a impedir que Perecito siga descansando tan a gusto mientras el cuerpo le aguante.

De todos los animales...

Hoy, 10 de diciembre, es el Día Internacional de los Derechos de los Animales y, aparte de invitaros a reflexionar sobre el asunto, os remitimos al texto "Hoy es el día mundial de todos los animales" escrito por Melisa Tuya en su magnífico blog En busca de una segunda oportunidad. Porque quizá se pueda decir más alto pero os aseguramos que no más claro...

martes, 8 de diciembre de 2009

Gato, en el diccionario

El otro día, por circunstancias de la vida, llegó a nuestra casa un volumen de la 6ª edición del Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española publicado bajo la dirección de don José Alemany y Bolufer. Lo llamativo del tema no es que tengamos un nuevo libro en nuestra biblioteca sino que se trata de una obra relativamente antigua, en concreto del año 1935. Felinos curiosones como somos, lo primero que hicimos fue comprobar qué acepciones respondían a la voz Gato hace casi setenta y cinco años y lo que encontramos fue lo siguiente.

Gato
  1. m. Mamífero carnicero doméstico, muy útil en las casas por lo mucho que persigue a los ratones.
  2. Bolsa en que se guarda el dinero.
  3. Dinero guardado en ella.
  4. Instrumento de hierro para asir fuertemente la madera y traerla donde se pretende.
  5. Máquina compuesta de un engranaje de piñón y cremallera que sirve para levantar grandes pesos a poca altura.
  6. fig. y fam. Ladrón, ratero.
  7. fig. y fam. Hombre sagaz, astuto.
  8. fig. y fam. Hombre nacido en Madrid.
  9. Amér. En México, mozo, criado.
  10. Gato de algalia. Mamífero carnívoro oriundo de Asia, que tiene cerca del ano una bolsa donde el animal segrega la algalia.
  11. Gato de angora. Gato de pelo muy largo, procedente de Angora, en el Asia Menor.
  12. Gato montés. Especie de gato, poco mayor que el doméstico, que vive en los montes.

"Gato", en Diccionario Enciclopédico Ilustrado, publicado bajo la dirección de José Alemany de la Academia Española, Barcelona, 1935, p. 1287.


¿Qué? ¿Os sonaban todas o alguna os ha sorprendido? La verdad es que si comparamos esta entrada de los años 30 con las acepciones de la última edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia veremos que no hay demasiadas diferencias salvo algunas definiciones nuevas y casi toda la sección de expresiones y frases hechas. Y es que la lengua, como ya sabéis, está viva y en constante construcción y casi ocho decenios dan para mucho cambio. Pero, palabras y vocablos aparte, lo que más nos gusta de nuestro algo obsoleto diccionario de 1935 es que se trata de una obra ilustrada, pero no ilustrada de cualquier manera: contiene 400 grabados de los que cuatro enriquecen la ya de por sí interesante voz Gato. Sencillas e inocentes, hemos querido utilizar estas estampas para adornar esta entrada tan felina pero que al tiempo pretende servir como recordatorio de esos libros a veces no suficientemente valorados en los que se recogen y explican de forma ordenada voces de una o más lenguas, de una ciencia o de una materia determinada.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Dónde está Elmo?

Si convivís con algún gato, queridos lectores humanos, estamos seguros de que estaréis familiarizados con una costumbre tan felina como es la de esconderse. Pero en esto, como en todo, hay distintos niveles que van desde el escondite perfecto hasta el camuflaje chapucero. Quizá en alguna ocasión hayáis padecido el suplicio que supone buscar durante horas a vuestro pequeño por toda la casa, descubriéndole al final en mitad de un bostezo en el más recóndito e inimaginable rincón doméstico. O puede que, por el contrario, hayáis disfrutado de lo lindo ante la imagen de un inocente gato que, al igual que un avestruz, escondida la cabeza olvida que el resto de su cuerpo delata claramente su posición (Y es que ya lo dice el refrán gatuno: "Ojos que no ven... ¡Gato que no está!")

Mi humana, que antes de salir de casa siempre hace recuento de su trío felino, encontró hace unos días a Elmito prácticamente mimetizado con el mobiliario de su dormitorio y, como le hizo gracia, tomó la foto que os ponemos a continuación. Pero, ¿dónde está Elmo? ¿Le habéis encontrado ya? (Una pista: que no os confunda el gato rubio que aparece en primer plano. ¡Está ahí para despistar!)


Y ahora os toca a vosotros, queridos lectores de cuatro patas: ¿sois unos maestros o unos incautos a la hora de jugar a esto del escondite? ¡Sea como sea, no dejéis de contárnoslo!

¡Gracias, Gato!

Hoy es un día importante y si queréis saber el motivo sólo tenéis que visitar nuestra entrada "Un ángel con bigotes".

Allá donde estés, ¡gracias, Gato!

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Te gustan los adornos navideños? Encuesta de diciembre

Llega diciembre y con él el olor a turrón y mazapán se hace, día a día, más intenso. Cuajado de fiestas y celebraciones, de luces de colores, de tintineantes villancicos y de aromáticos manjares, un elemento típico de este mes son los adornos navideños. Pero este año mis humanos no están muy seguros de si van a decorar nuestra casa. ¿El motivo? Evidentemente, Elmo. El chiquitajo es un terremoto y a pesar de que nuestro árbol está pensado para resistir los envites de un par de felinos, no estamos seguros de que pueda aguantar los ataques de un emocionado Elmito. Y que conste que nuestro abeto es artificial, que todos los adornos que lo cubren son de peluche o de plástico y que nuestros humanos renunciaron desde el principio a ponerle luces por considerarlas demasiado peligrosas. Eso sí, con respecto a las figuritas del belén no hay ninguna duda: este año se quedarán guardadas en su caja porque al ser de cerámica no tendrían ninguna posibilidad de llegar enteras al Año Nuevo (Ejem, ejem...)

A raíz de nuestra situación, se nos ha ocurrido preguntaros, queridos lectores de cuatro patas, qué efecto tienen los adornos navideños sobre vosotros. ¿Os encantan y no podéis resistir a la tentación? ¿Sabéis que están ahí pero mantenéis las distancias? ¿Os resultan indiferentes? En definitiva, ¿os gustan los adornos navideños? Y las respuestas entre las que podréis elegir la vuestra son las siguientes:
  • Me chiflan, no paro de vigilarlos y toquetearlos y alguno que otro ha sucumbido entre mis garras.
  • Mantengo las distancias. Son atractivos pero, aunque los miro, apenas los toco y mucho menos los rompo.
  • No me interesan, no hago caso a esos objetos relucientes y brillantes.
  • Mis humanos no decoran nuestra casa.
  • Ninguna de las anteriores.
Esperamos que muchos de vosotros os animéis a participar porque cuantos más votos se recojan, más interesantes y divertidos serán los resultados. Y recordad que agradecemos infinitamnte todos y cada uno de vuestros comentarios, así que si tenéis alguna anécdota con sabor navideño ¡no dejéis de contárnosla!

NOTA: Como siempre, podréis encontrar el cuestionario de nuestra encuesta en la columna de la derecha. Y no os olvidéis de que, para que vuestro voto sea efectivo, tenéis que elegir la respuesta y pinchar en el botón en el que pone Voto. Como en otras ocasiones, será posible elegir varias respuestas simultáneamente para que todas las posturas y actitudes presentes en casa queden reflejadas.

martes, 1 de diciembre de 2009

Resultados a la encuesta de noviembre

Iniciamos el mes de diciembre presentando, como viene siendo habitual, los resultados de la encuesta del mes anterior. Lo que queríamos descubrir durante noviembre era si nos gusta que nos cepillen y, a la vista de los resultados, parece ser que a la mayoría os encanta (Y digo "os" porque yo no me encuentro dentro de ese grupo) El reparto de votos ha quedado distribuido de la siguiente manera:
  • No lo soporto, con 8 votos y un 25,8% del total.
  • Me es indiferente, con sólo 2 votos, lo que supone un 6,5%.
  • ¡Me encanta!, la respuesta más popular, con 15 votos que suponen un abrumador 48,4%.
  • Nunca me cepillan, con 4 votos y un 12,9%.
  • Ninguna de las anteriores, con 2 votos o un 6,5%.
Así, queda claro que a la mayoría de nuestros lectores (y a algún habitante rubio de nuestra casa... Ejem, ejem...) les enloquece el momento cepillo, lo cual queda avalado por el 48,4% de votos cosechado por esta respuesta. A cierta distancia pero con un respetable 25,8% se encuentra el grupo que no lo soporta (con quienes me identifico plenamente) seguido por aquellos a los que nunca cepillan (un 12,9%) Vamos, que a la vista de estos resultados queda claro que la sesión de peluquería o encanta o repele, pero a casi nadie le deja indiferente (sólo a un 6,5%)

Mil gracias a todos los lectores que con vuestro voto habéis hecho posible que publiquemos estos resultados, porque sin vuestra participación no sería posible. Y mil gracias más a Ro, a Luna y Zeus y a Pipa y Flora por adornar su respuesta con un jugoso comentario.
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